jueves

Amar Los Animales...

Amar Los Animales...

La vida no es vida sino intenso dolor
para la mayoría de los animales sólo
por haberles tocado en suerte compartir
el planeta y este tiempo con el hombre,
su verdugo más cruel y excesivo...

Los animales no humanos, hay que decir,
para expresarse con propiedad de ellos,
seres maravillosos en los que
la naturaleza es perfección,
pero tristemente indefensos ante
el individuo elemental, depredador
incorregible...

Hay quienes afirman que lo que distingue
al ser humano de los otros animales
es el raciocinio, pero es necesario
ponerlo en duda, viendo lo que aquel
hace con su aparente ventaja, no sólo
en su relación con los seres inferiores
que están a su merced, sino con el uso
inescrupuloso que le da en cada acto
a su facultad de entendimiento...

Apenas comprendiendo su ignorancia
y confusión puede explicarse
la arrogancia insoportable
del que pone su derecho a la vida
ciegamente por delante del derecho
a la vida de otros seres...

Si somos superiores, sólo esa condición
nos agrega un imperativo moral por el cual
debemos rendir justificaciones de nuestros
actos...
Sólo el hecho de que debamos decidir cómo
tratar a los animales, hace a nuestra relación
con ellos moralmente grave...

Decía Shakespeare en ‘Hamlet':

"No hay nada bueno o malo
sino que el pensar así lo hace”.

Nosotros pensamos, nuestro perro no,
por lo que tenemos el privilegio
y la carga de hacernos responsables
de la relación y el trato...

Pero nuestra relación con las bestias,
sin embargo, es la de las metáforas
que las degradan.

“Eres un animal ”

“Eres un burro”
¿Por qué no “eres un hombre torpe”

o “eres una mujer egoísta”?

“Soy un miserable gusano”
Decía Friedrich Nietzsche para autodefinirse,
cuando lo devoraba la sífilis y expiaba
su remordimiento de filósofo porque se acostaba
con su madre y con su hermana...

Había muchas culpas humanas en él, pero

¿Qué culpa era del gusano?

El siglo XX fue generoso y mezquino,
bálsamo y letal, ubérrimo para la ciencia
y retrógrado para la convivencia entre
los hombres...
Sobre su final mostró por fin una luz
de esperanza en el reconocimiento al derecho
de los animales en las sociedades civilizadas.
Una luz, que quede claro, nada más que eso,
pero algo más que nada...

Los derechos del hombre en la Grecia clásica
eran los derechos del ciudadano varón y libre.
Las mujeres y los esclavos eran para la legislación
tan poca cosa como hoy son y continúan siendo
los animales en las comunidades rabonas e incultas.


Pat

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