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La propuesta de corridas de toros

La propuesta de corridas de toros
incruentas provoca discrepancias

Las corridas son arte, dicen unos
el toreo es maltrato al animal, replican otros.
Y mientras tanto, algunos creen que es posible
una tercera vía: los toros sin muerte...
La fiesta de los toros vive momentos agitados
en Catalunya, donde la dialéctica entre aficionados
y defensores de los animales está a punto de llegar
al Parlament de la mano de una iniciativa legislativa
popular presentada para prohibir la fiesta de los toros.
Las corridas son arte, dicen unos; el toreo es maltrato
al animal, replican otros. Y mientras tanto, algunos creen
que es posible una tercera vía: los toros sin muerte.
Pero ¿Realmente es imaginable esta solución, como se lleva
a cabo en Portugal? ¿Pueden disfrutar de los pases
y las chicuelinas los aficionados sin el estoque final?
Algunos grupos defensores de los animales afirman que esta
solución podría ser válida como opción de transición hacia
el final de la fiesta nacional. Pero los taurinos
ni se imaginan una fiesta incruenta...

La Asociación para la Defensa de los Animales estima que
"introducir los toros sin muerte sería, al menos, un paso
adelante, marcaría el camino futuro", según señala
Mariana Sanz de Galdeano, presidenta de la entidad.
"El toreo sin muerte destrozaría los tópicos y podría acelerar
el final de las corridas, que es algo que ya estamos viendo;
la gente ha dejado de ir a las corridas, ya no le interesa",
concluye.

Por su parte, la Asociación para la Defensa de los Derechos
de los Animales (Adda) sostiene que el toreo sin muerte
sólo sería aceptable si el animal no es maltratado
y si el espectáculo es incruento si no hay sangre...

Los defensores de los animales rechazan que sea válido
el modelo de Portugal, pues, aunque el animal no muere
en la plaza, ni sufre la suerte de varas, sí se le ponen
banderillas. "En Portugal, no se matan los toros
en la plaza; pero se les tortura. Incluso es peor que aquí
porque los animales quedan malheridos.
El animal sufre y se queda en la plaza hasta que viene
el matarife el lunes para matarlo o rematarlo",
dice Manuel Cases, presidente de Adda, quien insiste
en que el toreo sin muerte sólo sería aceptable
si el animal no es maltratado...

Las críticas de estos sectores se extienden al "maltrato"
que sufre el toro incluso antes de salir a la plaza
(el transporte desde la dehesa o su encierro en chiqueros).
"Nuestro criterio es el mismo que para los correbous.
Si se introduce una reglamentación en la que se prohíbe
pinchar al animal, lanzarle dardos o colocarle encima sogas
o bolas de fuego, toleraríamos el espectáculo", dice.

Los defensores no rechazan la idea de una fiesta incruenta,
como en Las Vegas, donde se han empezado a hacer festejos
en los que el animal recibe sólo el impacto de banderillas
con velcro...

Pero, con esta opción, cabe pensar que sólo habría pases
largos de capa. Adiós, pues, a los lances de muleta;
adiós a los naturales, derechazos, pases cambiados,
pases de pecho y demás.

Los sectores taurinos se muestran contrarios a esta opción.
"Eliminar la muerte del toro sería desnaturalizar
al 100% las corridas", dice Salvador Boix, el apoderado
de José Tomás, el diestro que ha revitalizado los ánimos
de los aficionados. Boix denuncia la doble moral social
y una "hipersensibilidad hipócrita" hacia los animales.
"Hay personas que creen que los toros son algo inadmisible,
pero se comen un bistec y se quedan tan anchos,
sin preocuparse del animal que se están comiendo", dice.
El apoderado juzga muy sospechoso que la iniciativa
parlamentaria sólo persiga prohibir los toros, pero no
los correbous de las comarcas del sur de Tarragona,
que tienen un gran apoyo político...

El torero Serafín Marín, un joven maestro de 26 años
de Montcada, señala que no está de acuerdo con el toreo
sin muerte o incruento. "Para mí sería un gran atraso para
la fiesta. Se perderían la suerte de varas o las banderillas
y la fiesta ya no sería igual"...

El diestro vallesano arguye que la carrera de los toreros
se va cimentando con las orejas y los rabos ganados
en plazas donde los toreros han desarrollado grandes
faenas y se han jugado la vida, y donde el punto culminante
ha sido el momento de ir a matar el animal. "El toreo
sin muerte no sería lo mismo. La clave no es sólo hacer
una buena faena, sino el momento de ir a matar al toro,
que es lo que completa el trabajo.
Cuando un torero ha hecho un gran trabajo, está a punto
de obtener la oreja y el rabo; pero si no logra matar
al animal, la gente lo acabará pitando y abroncando".
La muerte del animal es "el remate final"
y si este momento no llega, "la fiesta ya no tendría
ni gracia ni sentido"...

"El planteamiento de una corrida de toros sin muerte
no sería una corrida sino otra cosa", dice Luis Corrales,
director de la Plataforma para la Defensa de la Fiesta.
Corrales justifica la necesidad de mantener las actuales
reglas porque estas recogen perfectamente "el combate
de la inteligencia contra la naturaleza" y cómo
"lo humano se enfrenta a la fuerza bruta" hasta conseguir
que "nuestra civilización logre que esa fuerza sea vencida",
pese a lo imprevisible del espectáculo. Corrales cree que
el toreo es arte "porque mantiene un discurso con toda
la verdad. El toreo añade, representa la tragedia; pero
no es una representación de la realidad, sino que presenta
la realidad". Una lucha en la que, al final, hay un vencedor...

Manuel Macià, presidente del Partido Antitaurino,
se opone a los toros, incluso sin sangre.
"Los animales deben estar en el campo.
Nadie les ha preguntado si quieren estar en el ruedo
y que les hagan majaderías. No deben servir para
la diversión"...



Pat

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